Buscar este blog

lunes, 28 de abril de 2014

AMANECER

     Antes de que el día rompa
     el marchito vientre de la noche.
      Cerca del horizonte, oscuras palomas
      revientan el aire con sus alas.
      Y sus cortejos nupciales
      anuncian el fin de su soledad.
      La luz mancha poco a poco el cielo,
      que se pierde en su árido reflejo.
      Y alarga en sombras trozos de mi habitación.
      Crecen desordenados pedazos de mi cama, y
      aumentan, delgados, los brazos de las sillas.
      Todo lo alimenta, menos mi rostro
      que descansa entre mis manos.
      Recorre las paredes con su boca
      que blancas se vuelven a su contacto y
      va mermando el espacio negro de mi corazón.
      Convirtiendo mi interior en un montón

      de chatarra, de muebles, suelos y paredes.

No hay comentarios:

Publicar un comentario