Se pierde mi cabeza en un cuerpo de barro
con mi boca ardiendo, con mis manos.
Buscando un bosque de sangre,
un amargo bosque lleno de árboles rotos
con los ojos llorosos llenos de tristeza.
Tristeza inmóvil.
Donde hay pájaros que con sus picos
rodean a las niñas olvidadas y
destrozan sus brazos donde duerme el
silencio.
Yo los miro y sonrío
porque mi boca recogerá el aire amargo
que caiga de los huecos marchitos de sus
manos.
S‚ que se abrirán los árboles con su piel
de madera
y que corazones de plomo latirán
desenfrenados y suaves
como crecen los cabellos subterráneos
para ocultarme.
Sé que mis ojos correrán desnudos, que
malditos,
maldecirán los ojos que te miran y las
bocas que te hablan.
Y gritaré al viento entre los árboles
y él llevará mi grito por los campos
como la guitarra grita por su oscura
boca.
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