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viernes, 18 de abril de 2014

EL VALS DE LAS TIJERAS

La noche se precipita obstinada, feroz, depredadora;
dibujando el horizonte
donde las tijeras desnudan sus ojos
para bailar al compás de los tambores.

En la oscuridad, en la profundidad de los desvanes,
deslumbra el inmaculado brillo de sus garras afiladas:
unidas unas contra otras como los dedos de una mano.
Golpeando sus delgados cuerpos
cicatrizando sus puntas en el suelo.
Girando sin parar
con su piel acuchillada y triste de abrazarse en silencio.

Suenan sus pies hechos de tiempo
el viento se escurre entre el espacio de sus cuerpos
a tiras, a trozos, deformándose,
elevando sus movimientos, agujereando sus cabezas.
Entre sus caderas que se besan, doloridas,
como los árboles que nacen en las entrañas.
Y el aire comienza a sangrar con su vuelo frenético
cada vez más rápido,
una vuelta,
y otra,
y otra,
y otra ....
Rayando el suelo con sus manos.
Sin poder tocarse.
Bailando y dejando a su paso el surco de las lágrimas.

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