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viernes, 18 de abril de 2014

MINOTAURO

…nada es comunicable por el arte de la escritura…
- Asterión (Jorge Luis Borges)

Noche, cuerpo suturado de neón y frío, que construyes gritos en mi pecho
que amamantas en el laberinto de tu pelo horribles pesadillas,
tejiendo como la parca el tiempo que se escapa entre mis dedos.

Mi cuerpo es un lenguaje mutilado tejido de óxido y silencio,
cosido de cicatrices como bocas donde crecen rosas y países.
Toco la herida. Lo irreal surge de la carne.
Cada palabra es Un nacimiento, una nueva piel (confusa, distinta)
que respira a través de las fracturas de un cuerpo hecho de imágenes,
atravesando una nueva carne construida sobre la memoria:
barniz y piedra mutilados, silencio lento, líquido, secreto;
miembros descompuestos y vueltos a coser,
óleos (aceites y excremento), palabras encontradas una y mil veces,
hueso, plástico y silicio, sombras reflejadas en la piedra.
Todas arquitecturas efímeras del sueño y su gramática rota,
de la adicción y su escritura: lenguaje, símbolo y laberinto.

El tiempo es sombra y recuerdo, una marca, un simulacro,
un flujo que domestica nuestros apetitos a fuerza de transitarlos.
Cada minuto, cada gota es Una piel tejida por los otros, una liturgia,
un tatuaje sagrado en el cuerpo de Dios
donde todo vuelve a su origen: el cuerpo al cuerpo, la ceniza a la ceniza.
La luz devora mi escritura bicéfala, mi cuerpo herido
y a través de la lluvia construye  mi nombre.

Detrás de las palabras (del metal y de la piedra) solo queda la carne.
No somos sino memoria.

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